Los perros en el aeropuerto ¿Cambia la cosa con el Brexit?

perro en el aeropuerto
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A medida que el Reino Unido deja Europa, el movimiento de mascotas también cambia. Los efectos de Brexit en los perros y gatos.

¿Hay consecuencias para los animales de cuatro patas después de Brexit? Sí, porque con la salida del Reino Unido de la Unión Europea también para nuestros perros y gatos las cosas pueden cambiar. Y no para mejor. Un gran número de mascotas se ven afectadas: se estima que hay unos 8,5 millones de perros con pasaporte británico afectados por el Brexit, mientras que los gatos se acercan a los 7,5 millones. Cifras significativas según los datos comunicados por la Fediaf, la Federación Europea de Industrias de Alimentación Animal. Por el momento, sin acuerdos precisos, estos animales -y sus dueños- están destinados a no poder cruzar el Canal de la Mancha y moverse, por consiguiente, en territorio europeo.

Aun no se han establecido regulaciones para el movimiento de mascotas con Brexit.

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Brexit y los reglamentos de los animales

Cuando se trata de Brexit, no sólo los perros y gatos que viven en Gran Bretaña están en problemas, sino también sus compañeros que viven en los 27 países de la Unión Europea. Estas mascotas, de hecho, también pueden tener que someterse a las mismas restricciones que sus hermanos británicos. Estamos hablando de grandes números: hay aproximadamente 54 millones de perros en Europa y 64 millones de gatos.

Las reglas hasta la fecha

La Unión Europea ha concedido a los perros, gatos y hurones un estatuto específico que les permite desplazarse fácilmente dentro del territorio europeo. Desde 2003, los propietarios de estas especies animales deben tener un pasaporte europeo especial que les permita circular por la UE.

El Brexit implica ahora un problema diferente: los animales europeos en teoría ya no podrán circular con un simple pasaporte y, si se establecen nuevas reglas, esto hará más difícil y menos fácil el paso de los animales de la UE al Reino Unido, y viceversa. En el período previo a las vacaciones de verano, el problema es aún más apremiante. De hecho, hay 75 millones de familias que tienen perros, gatos y hurones y, según las normas europeas, cada hogar que se mueve dentro del territorio puede traer consigo hasta 5 mascotas.

¿Qué cambiará?

El Parlamento Británico ha prometido que las regulaciones sobre la libre circulación no serán totalmente abolidas, también para permitir la fácil circulación de personas y cosas. ¿Pero qué pasa con los animales? Para el Colegio Real de Cirujanos Veterinarios, el mantenimiento de las normas de salud y bienestar de los animales es "un principio que deberá mantenerse y, de hecho, mejorarse".

De hecho, la orden veterinaria del Reino Unido sitúa el bienestar de los animales entre los tres principios de Brexit ratificados el 2 de marzo de 2017, precisamente con la intención de proporcionar directrices al Parlamento para los próximos años. Y, de acuerdo con la opinión del Colegio Real de Veterinarios, incluso Alexander Wittenstein, portavoz de la comisión parlamentaria que se ocupa del tema, explicó en una entrevista con Ansa que precisamente el tema de la libre circulación de los animales domésticos es un asunto de la mayor importancia en términos de Brexit.

Pero con qué perspectivas no se sabe todavía, aunque - al menos por el momento - parece que para las mascotas no habrá exenciones especiales a las antiguas regulaciones previas a la Convención de Bonn. El turismo es demasiado importante para el Reino Unido, y demasiados animales siguen a sus dueños en los viajes hacia y desde los estados miembros de la UE.

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Una tradición que ha durado miles de años

El pueblo británico siempre se ha preocupado por el bienestar y la salud de sus mascotas. La tradición se remonta a la época de Enrique III, gran amante de los perros y gatos, que les dio un lugar privilegiado en el sistema estatal, otorgándoles funciones oficiales. Y la historia continuó con los Estuardo y con el amor por los pequeños españoles del rey Carlos I, que incluso llegó a imponer, durante un naufragio, la salvación de sus pequeños amigos antes que la de los dignatarios de la corte. Una amante de Corgis es la Reina Isabel, que siempre ha vivido con estos pequeños perros y ha sido una apasionada paseadora de perros desde muy joven. Y en Downing Street, en el alojamiento del Primer Ministro inglés, vive cómodamente un gato que es considerado como un "servidor público". ¿Olvidará la civilizada tierra de Albión a sus amigos cuadrúpedos por encima de Brexit? Todos queremos esperar que no.

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